¿Te has parado a pensar en alguna ocasión en tus habilidades comunicativas y personales? Si no lo has hecho, es el momento. La capacidad profesional del Controller ha dejado de medirse en exclusiva por sus conocimientos técnicos y, hoy tan importantes como estas hard skills son las dotes de comunicación. De hecho, la capacidad de influencia en las distintas áreas de la organización marcará la diferencia entre el Controller del siglo XXI y el que no sea capaz de evolucionar con los tiempos.
Sin duda, el proceso de trasformación que están viviendo las empresas para no perder el tren digital está acelerando este cambio. La época en la que la persona responsable de los números se identificaba con el cerebrito gris enfrascado en el análisis de las cifras y las hojas de Excel ha muerto. Las organizaciones de hoy día apuestan por el trabajo en equipo, la responsabilidad interdependiente y estructuras horizontales en las que prima la flexibilidad frente a la jerarquía y el mando.
Plantearse estas cuestiones genera cierta preocupación, sobre todo, cuando la zona de confort hasta ahora se ha limitado a los escasos metros cuadrados que puede tener un despacho. Pero la única alternativa es desechar los temores y encarar con optimismo este reto ineludible, porque tener impacto en las decisiones de la organización está íntimamente ligado a las habilidades personales y al liderazgo. En el reciente congreso, Controller Centricity, organizado en Madrid por Global Chartered Controller Institute, Enrique Aparicio, director de control de gestión en Parfois, lo expresó con claridad: “El trabajo de un Controller es intentar tener influencia en la organización, a lo que se une la complejidad adicional de tener que ser líderes sin disponer de una responsabilidad jerárquica en la estructura”.
En este contexto, la formación para ejercer esta tarea exige el desarrollo de habilidades como:
- Capacidad de comunicar. Expresar la estrategia y los objetivos de forma clara y entendible es básico para el buen funcionamiento de una organización. Y tanto o más, la escucha activa para verificar que se ha recibido de forma adecuada, y si no fuera así corregir de inmediato.
- Capacidad de influencia. Saber relacionarse es básico para extraer opiniones, comentarios, sugerencias y valoraciones de todo el staff de la compañía, puesto que su función le exige la interrelación con ellos. Esta información es valiosa para identificar las ventajas competitivas de la empresa y ayudar en la toma de decisiones a la alta dirección.
- Ser un gran comunicador. La habilidad para comunicar y transmitir de manera fluida y eficiente a toda la organización revertirá en una mejora clara de la actividad del controller. Estructurar los mensajes, utilizar un lenguaje preciso, adaptar el lenguaje al interlocutor, el entusiasmo a la hora de comunicar son imprescindibles.
- Gestionar el cambio. Es una facultad esencial en los tiempos actuales por la rapidez con la que se suceden los cambios, casi siempre de la mano de los avances tecnológicos. Recurrir a la cordialidad, el respeto, el interés genuino en las personas y sus motivaciones y la escucha activa de los líderes hará más fácil la implementación de novedades de forma permanente.
- Ejercer el liderazgo. La capacidad de influir y guiar en una organización es uno de los componentes más difíciles de lograr. Consiste en que el propio comportamiento inspire confianza, seguridad y respeto profesional en el resto. Cuando se consigue liderar convirtiéndose en un modelo de comportamiento, es habitual que los equipos funcionen con motivación y entusiasmo. Es una combinación entre el rigor y la exigencia que se debe al puesto de controller y el apoyo, atención y dedicación a los equipos aún a costa del tiempo propio.
En resumen, el Controller de hoy tiene que «humanizar» sus cualidades, ya que las relaciones interpersonales son la clave para su éxito. Y se podría añadir una interesante aportación de David Díez, responsable de control de gestión de Estrella Galicia, en el congreso recién clausurado. Díez se refirió a la curiosidad intelectual como la principal habilidad con la que debe contar esta figura porque, en su opinión, es la cualidad que permite estar siempre al día en una sociedad en la que el cambio se ha convertido en una variable constante.