El Controller y el auditor financiero son figuras clave para garantizar la salud financiera de las organizaciones. Las diferencias notables entre sus funciones y la independencia con la que deben trabajar son fundamentales para que la dirección financiera tenga un enfoque integral, formado gracias a la visión conjunta de los resultados que aportan ambos profesionales.

Funciones transversales del Controller

El Controller trabaja dentro de la organización de forma proactiva en la planificación y el control financiero para optimizar los recursos y mejorar la toma de decisiones estratégicas. En su labor, observa el pasado y, al tiempo, juega un papel clave en la planificación futura, alineando los objetivos financieros con la estrategia empresarial.

Su desempeño también es fundamental en la implementación de políticas de control interno y en la supervisión de la integridad de los datos financieros de la organización. Además, el enfoque proactivo y transversal con el que opera le permite identificar oportunidades de optimización operativa y gestionar los recursos de manera eficiente.

Aportaciones del auditor financiero

El auditor financiero, sin embargo, es un profesional externo e independiente, cuyo trabajo consiste en garantizar la fiabilidad de la información financiera presentada por la empresa, asegurando que los estados financieros están libres de incorrecciones significativas. Aporta un enfoque crítico y analítico, identificando las áreas de riesgo y las que precisan una especial atención.

Al finalizar su trabajo emite un informe indicando si las cuentas anuales, correspondientes a un período cerrado y a una fecha determinada, reflejan de forma fiel el patrimonio y la situación financiera de la entidad, de acuerdo con los principios de contabilidad generalmente aceptados. Es decir, trabaja con un tiempo pasado y estático.

Ejemplos de colaboración que generan valor

A pesar de las diferencias en sus funciones y responsabilidades, una sinergia entre ambas figuras puede generar un valor considerable para la empresa. A continuación, se proponen cuatro ejemplos.

1. Optimización de procesos y control interno

Una función del Controller es diseñar e implementar sistemas de control interno para asegurarse de que los recursos se utilizan de manera eficiente y se minimizan los riesgos operativos. El auditor, por su parte, evalúa estos controles de forma independiente para identificar posibles ineficiencias o riesgos no controlados.

A partir de estas evaluaciones, el auditor puede sugerir mejoras proporcionando al Controller una retroalimentación valiosa para ajustar y fortalecer los sistemas de control. Así, actúa como un catalizador para la mejora continua de los procesos que el Controller administra.

2. Prevención del fraude y gestión de riesgos

Uno de los mayores riesgos para las empresas es el fraude financiero o la existencia de prácticas irregulares. Aunque el Controller desempeña un papel clave de prevención a través de controles robustos, cualquier sistema de control puede tener fisuras, y aquí entraría en escena el auditor. Al realizar pruebas periódicas e imparciales, puede localizar anomalías o vulnerabilidades no detectadas por el Controller debido, por ejemplo, a que el trabajo diario no deja tiempo para probar los controles una vez que se han implementado y ya están en funcionamiento.

Si el auditor detecta áreas de riesgo, el Controller puede ajustar sus procesos de control interno para minimizar la posibilidad de fraude. Así, la colaboración proactiva en este ámbito es esencial para gestionar de manera efectiva los riesgos financieros y operativos.

3. Cumplimiento normativo y transparencia

Una de las tareas del auditor es verificar el cumplimiento de las regulaciones y normativas contables vigentes que la empresa mantenga su credibilidad frente a todos los stakeholders, desde los accionistas hasta inversores, reguladores, entidades financieras y clientes. El Controller, al implementar sistemas de información financiera sólidos y transparentes, facilita la labor del auditor reduciendo el tiempo y los recursos necesarios para realizar la auditoría. A su vez, las recomendaciones del auditor ayudan al Controller a ajustar sus procesos para alinearse mejor con la normativa, lo que refuerza la confianza en la empresa a nivel interno y externo.

4. Toma de decisiones basada en datos

El Controller aporta una visión clara del desempeño actual de la empresa y de su proyección futura. Los datos que facilita a la alta dirección son la base para tomar decisiones estratégicas. La revisión externa y objetiva de estos datos que realiza el auditor sirve para confirmar su precisión y veracidad. Así, la colaboración estrecha entre el Controller y el auditor permite que la alta dirección disponga de datos precisos y de una confianza mayor en la fiabilidad de los análisis financieros que sustentan las decisiones estratégicas.

Fomentar una relación continua y dinámica

Teniendo en cuenta las grandes ventajas que aporta esta colaboración, la sinergia entre el auditor y el Controller, no debería ser un evento aislado que suceda durante las auditorías. Su relación debería ser continua y dinámica, puesto que ambos comparten el objetivo común de lograr la sostenibilidad financiera y mejora continua de la organización. Además, esta colaboración garantiza una gestión financiera eficiente, transparente y estratégica.

Controlling, motor de crecimiento y mejora continua

Aunque cada uno cumple funciones distintas, su trabajo conjunto crea un círculo vicioso en el que el control interno, el cumplimiento normativo y la toma de decisiones informadas se refuerzan mutuamente. En un entorno empresarial cada vez más regulado y competitivo, aprovechar esta sinergia puede ser el factor diferencial entre una empresa que cumple las y otra que utiliza el control de gestión como motor de crecimiento y mejora continua.

María José Massip, economista, auditora y gestor administrativo. CCA Certificate®