“Me interesa el futuro porque es el sitio donde voy a pasar el resto de mi vida”. La afamada máxima del cineasta norteamericano Woody Allen expresa con acierto una de las grandes necesidades de las organizaciones en el momento actual: anticipar el futuro. Y es que los entornos cambiantes y de gran incertidumbre en los que operan requieren una toma de decisiones rápidas, pero también acertadas. En este contexto, el Controller se presenta como la posición más preparada para vislumbrar ese futuro.
Capacidades del Controller
Contar con visión a medio y largo plazo es un factor primordial para este profesional, pero también precisa de otra habilidad imprescindible: capacidad de análisis. Esta última es clave para corroborar que las decisiones y los cambios que estamos implementando hoy, nos van a llevar a lograr los objetivos estratégicos marcados. Por lo tanto, en la situación actual, se podría decir que la visión a corto plazo es un error que puede llegar a comprometer los resultados futuros y, por ende, la continuidad del negocio.
Creo factible que todos estaremos de acuerdo en que hablar hoy de entorno es sinónimo de referirnos a la COVID-19. Esta crisis de salud pública ha puesto en jaque a las economías de todo el mundo poniendo el foco en las vulnerabilidades de los distintos sistemas y en la forma de reaccionar ante esta situación.
Sostenibilidad empresarial
Otro efecto de la pandemia de gran relevancia ha sido la aceleración de una de las tendencias de la que se llevaba hablando desde hace unos años: la sostenibilidad empresarial. La Asamblea General de las Nacionales Unidas define este término como el proceso por el que una empresa es capaz de aprovechar sus recursos con el fin de satisfacer las necesidades actuales sin comprometer las capacidades de las generaciones futuras.
Desde mi punto de vista, la sostenibilidad es una oportunidad de cambio y transición hacia una nueva forma de hacer negocios. Sin duda, como ha sucedido en crisis pasadas, esta también presenta oportunidades. Y es la ocasión para que el Controller, a través de un análisis de materialidad, en colaboración con los stakeholders de la compañía, pueda identificar las áreas en las que enfocar los esfuerzos para tener un mayor impacto.
Fijar objetivos y planes de consecución
Un siguiente paso consistiría en fijar objetivos claros y alcanzables para cada una de estas áreas, así como los planes de acción que propiciarán su cumplimiento. La comunicación a la organización del desempeño y la evolución de dichos planes se realizará a través de las memorias de sostenibilidad.
A estas alturas, es evidente que para disponer de una imagen completa del desempeño de una compañía no basta solo con emplear indicadores financieros. Comprender cuáles son los impulsores no financieros que permiten crear valor a largo plazo en nuestra empresa es clave y hará que la formulación y la implementación de la estrategia sea más adecuada.
Incorporar indicadores claves específicos
Sabiendo que la sostenibilidad es un tema que cada vez más preocupa a los stakeholders, uno de los cambios a introducir pasa por vincularla con el modelo de negocio de la compañía. Se trata de incorporar KPI que contemplen este factor en los diferentes cuadros de mando e indicadores de gestión que se usen en la empresa para la toma de decisiones.
Tener un informe integrado en el que la cuenta de resultados refleje aspectos de desempeño financiero, social y ambiental sería el objetivo a seguir. Para ello, tenemos que ser capaces de medir cuál es el impacto de las métricas de sostenibilidad para la empresa y los accionistas.
Métricas a desarrollar por los Controllers
En este sentido, los Controllers se encuentran en una posición inmejorable para proporcionar este tipo de evaluación. Esta figura posee una gran visión estratégica y cuenta con las habilidades para vincular estos datos no financieros con el desempeño de cada una de las áreas de la cadena de valor de la empresa. Incluso, incluyendo aquellas que hasta ahora no han formado parte de las competencias tradicionales en la empresa.
Algunos ejemplos de métricas a incorporar pueden ser:
Financieras: son las más conocidas, el análisis coste/beneficio, la tasa interna de retorno (TIR) y el valor presente neto (VPN), entre otras.
Ambientales: son habituales las que hacen referencia al consumo de recursos, como podrían ser el consumo de electricidad, gas, combustibles, agua, cálculo de la huella de carbono…
Sociales: en este apartado podríamos encontrar un gran número y variedad de métricas, tales como promover el voluntariado social en la participación de actividades de impacto local, colaboración con comedores sociales o con el banco de alimentos.
Quisiera concluir con el pensamiento del físico y matemático británico William Thomson, quien aventuró que “Lo que no se define no se puede medir. Lo que no se mide, no se puede mejorar. Lo que no se mejora, se degrada siempre”. No podría estar más de acuerdo con esta sentencia, que debería ser un mantra para el Controller hoy día.