Eficiencia, rentabilidad, dinamismo… Estos son algunos de los beneficios que aporta un sistema de control de gestión óptimamente estructurado y ensamblado en el organigrama de la empresa. La certificación CCA® establece las habilidades y conocimientos que convierten al Controller en el perfil más adecuado para ponerse al frente de ese sistema, como pueden ser la analítica de datos o el liderazgo de equipos remotos.
Para garantizar un uso más racional de los recursos entra en escena otro instrumento de reconocida eficacia como es el análisis de ratios. Juan Hernández, director estratégico del Chartered Controller Analyst®, explica las ventajas de esta herramienta para el Controller certificado en una de las clases sobre Gestión Financiera que imparte dentro del Programa Superior en Control de Gestión, de la Fundación Empresa Universidad de Alicante, centro acreditado por el Instituto de Controllers para la preparación del CCA Certificate®.
Usos y aplicaciones del análisis de ratios
Se trata de una herramienta de medición que, en líneas generales, proporciona información sobre la situación financiera de la empresa y su posición frente a la competencia.
El análisis de ratios permite comparar el escenario actual de la compañía con situaciones pasadas, además de establecer tendencias de futuro. De esta forma se facilita la toma de decisiones de crédito o inversión y se comparan los riesgos con la rentabilidad empresarial.
Tipos de ratios
Para que este análisis sea realmente eficaz y aporte resultados que permitan extraer conclusiones certeras, es necesario tener en cuenta las categorías de ratios con las que operar. La información que se obtiene del uso de las diferentes ratios se utiliza principalmente con la finalidad de mejorar la toma de decisiones y el cumplimiento de los objetivos estratégicos de la compañía:
Para evaluar la eficiencia en el día a día de la empresa se encuentran los ratios operativos, que son los que establecen la relación entre las operaciones de la empresa y los activos que se requieren para mantenerlas.
Por otra parte, las ratios de liquidez calculan la capacidad de la empresa para cumplir con los pagos, ya que profundizan en la relación entre la tesorería y las obligaciones económicas a corto plazo.
En tercer lugar, destacan los ratios de solvencia, que comparan los activos con las obligaciones a largo plazo para esclarecer si la empresa tiene capacidad para cumplirlas.
Los ratios de rentabilidad miden el retorno que obtiene la empresa en un período determinado mediante la comparativa entre los beneficios y los recursos utilizados para alcanzarlos.
Finalmente las ratios de valoración calculan la rentabilidad de los activos asociados con la propiedad de un derecho.
A la hora de plantearse el uso de las diferentes ratios hay que considerar, precisamente, la cantidad a utilizar. Lo más aconsejable es contar con el menor número posible de esas ratios.
Limitaciones en el uso de ratios
Aunque las ventajas son evidentes y tienen probada eficacia, las ratios también cuentan con algunas limitaciones en su utilización. Por poner un ejemplo, las ratios financieras se elaboran con las cuentas anuales ya cerradas, pero los años fiscales pueden variar entre empresas, lo que puede provocar desajustes en los resultados.
Estos desajustes también pueden aparecer si no se tienen en cuenta los números negativos. No hay que olvidar que una ratio entre dos números negativos es en realidad positivo, lo que podría provocar disfunciones en la interpretación de los resultados.
Otra limitación se puede encontrar en el tipo de contabilidad aplicada, ya que puede variar entre diferentes industrias y empresas.