Sebastián Puig, jefe del Órgano de Dirección de la Dirección General de Estrategia e Innovación de la Industria de Defensa, ha inaugurado la octava edición del Congreso Controller Centricity, que organiza cada año Global Chartered Controller Institute (GCCI), avanzando las tendencias globales que se vislumbran para 2025. Ha destacado que el nuevo entorno está dominado por la “incertidumbre sistémica”, así como por nuevas reglas con las que hay que operar y asegura que, para gestionarlo con éxito, son necesarias dos habilidades blandas fundamentales: el pensamiento crítico y la creatividad.
La importancia de disponer de una visión global
El experto ha puesto de relieve que, para tener una visión global que permita tomar las decisiones adecuadas en los negocios, es imprescindible tener en cuenta los movimientos y conexiones de lo que denomina “las cuatro placas tectónicas”.
Por un lado, la geopolítica, que es la que produce esta incertidumbre sistémica debido al aumento de la conflictividad global y local. Por otro, la demografía, cuyo principal desafío en el caso de España es la gestión de la inmigración irregular, pero también la capacidad para integrar la mano de obra que se necesita y proviene del exterior. La tercera de estas placas es la tecnología, que ha transformado los mercados, los negocios e, incluso, la vida personal, además de tener que hacer frente a la ciberseguridad, que es la mayor amenaza que existe hoy día. Y, por último, la gestión de los recursos globales, que cada vez está generando mayor competencia e impactando de lleno en las cadenas de suministro.
Planificación flexible y desarrollo de habilidades blandas
“Conectar estos cuatro elementos es fundamental para gestionar los retos y amenazas que representan para el control de gestión”, ha asegurado Puig. Considera que “el Controller tiene que adaptarse al nuevo entorno realizando una planificación flexible que soporte los cambios y desarrollando habilidades blandas, como el pensamiento crítico y la creatividad”.
Enfocarse en las herramientas de IA que crean valor para el negocio
En su opinión, si el “Controller no sabe valorar con criterio propio y conocimiento los productos que proporciona la inteligencia artificial (IA), llevará al negocio por el camino de la mediocridad”. Advierte que se producirá una pérdida de competitividad en las empresas y cada vez serán más uniformes. A pesar de las grandes potencialidades de la IA, “el despliegue rápido y desordenado de esta tecnología emergente hace que no todo valga. Hay que enfocarse en las herramientas que crean valor añadido para el negocio”.
Aportar e implementar ideas originales con agilidad
Respecto a la creatividad, estima que también es primordial. El Controller tiene que aportar e implementar ideas originales con agilidad que permitan dotar de flexibilidad a la empresa para adaptarse a la incertidumbre, así como para gestionar la frustración que el cambio continuo genera en la plantilla. Pero, “todo esto no es nada para afrontar los retos si no se tienen unos principios éticos y un compromiso con la misión y los valores del negocio”, ha concluido Puig.